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CHAVES

Olhares sobre o "Reino Maravilhoso"

15
Abr11

Discursos Sobre a Cidade - por Fe Alvarez


 

 

 

El área de trabajo era pequeña, en tiempos fuera la salita de una vivienda en la parte antigua de la ciudad, se plantó un espejo en la puerta de acceso desde la casa y así tapar miserias, se abrió una puerta al exterior y una ventana hizo de escaparate y fácilmente se habilitó un bajo sin condiciones, un cuadrado pelado; por no tener, no tenía ni servicios sanitarios ni agua, solo luz eléctrica, que naturalmente es indispensable. Pues bien con estas condiciones, el inmueble tenía, los bajos ocupados, el resto del edificio estaba abandonado,  solo habitado por las palomas, que poco a poco fueron tomando posesión de ventanas y tejados, no había humanos que las molestasen, los bajos estaban separados de sus nidos y así se multiplicaban alegremente para descontento de los  pocos vecinos, que veían aumentar los excrementos, el mal olor y las bacterias que cualquier ave conlleva, se sintieron invadidos y abandonados a su suerte de nada sirvieron quejas ni lamentos, nadie tomó medidas para que aquella  de pose ilegal y molesta se esfumase. Una noche, algún amigo del caos y la destrucción, sin pretenderlo vino a poner un poco de equilibrio, encendió un fuego en la puerta de entrada, donde quedó una abertura, por allí se colaban los gatos sin dueño, que impusieron impiadosos su ley natural y se zamparon sin miramientos aquellas que se dejaban coger, lo más fácil fue acceder a los nidos donde los pichones, sin defensa perecieron, los adultos dejaron de anidar y solo seguían posándose como si de una atalaya se tratase en ventanas o alares. Con esta situación la casa entró en silencio, desde el bajo nada se oía del alboroto anterior. Los días se desperezaban lentos, con la relativa paz recién adquirida

 

Un buen día estando en su trabajo, la inquilina del bajo oyó repicar en la puerta que estaba tras el espejo, miró atónita a una niñita que la acompañaba en aquel momento y vio la carita infantil asustada, claro que ella también se alarmó. Pasados unos segundos solo se oía la radio, pero el golpeteo se repitió, esta vez más alto, más nítido, alguien llamaba del otro lado del espejo, QUIEN? la casa estaba deshabitada! la puerta cerrada, una tercera llamada más imperiosa e insistente, acompañadas de algunas voces confusas... Entonces see decidió, sin pensárselo dos veces y llave en mano, fue a abrir la puerta exterior, la quemada, entonces, una pareja sale, con gran aparto de teatralidad gritando.

 

- Señora llame a la policía, mi ex-marido nos persigue y quiere matarnos, LLAME A LA POLICÍA!... NOS AMAMOS.

 

- Llámelos, por favor, le tenemos miedo, está como loco. Viene persiguiéndonos por los tejados.

 

Cogidos de la mano, ella melena al viento, corriendo, exultantes, felices, sintiéndose protagonistas de una telenovela, un melodrama, algo vivo, palpitante, dramático, único, que sus mentes invadidas por los restos de la droga consumida elevaba, más alto, llegando a parecerles algo sublime. "El amor" todo lo transforma, en cualquier ser, sea cual sea su condición, esa pasión desbocada, ese amor que no conoce barreras y por eso las derrumba, ese era el que llenaba sus pechos, jóvenes, enfermos, pero jóvenes y palpitantes, parece que ese incipiente amor ya se hacía acompañar por la locura y allá iban como caballos sin freno, atolondrados por la fuerza del sentimiento, viejo y joven... eterno. Y ella, la inquilina, tardó en reaccionar, pero el momento fue tan intenso que sintió todo lo que ellos sentían, palpó sus ilusiones, su tórax henchido saliéndose por la piel, las alas en los pies, el protagonismo, que solo vivía en su ánimo, pero tan verdadero que se tocaba, casi se olía y les llevara a huir por los tejados, poniendo en peligro sus vidas y el marido, que era de él? el traicionado que pasara a ser "ex" por voluntad de los amantes, ellos lo excluyeran de sus vidas, no aparecería en la escena del drama urdido, en aquel espacio solo había lugar para la alegría, para los amantes, no había un resquicio por donde pudiese colarse el desamor, el desánimo o el dolor. Él también un enfermo, tuvo ese presentimiento y se abstuvo de seguir con aquella persecución que vio perdida.

 

Fe Alvarez

 

 

 

21
Jan11

Discursos Sobre a Cidade - por Fe Alvarez


 

 

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BILLETE O CALDERILLA


 

Zeca verdaderamente era bastante limitado, corto de conocimiento, aunque algunas veces tenía sus "genialidades", vivía de aquello que buenamente le daban, hacia algunos recados, pocos, era querido y protejido por la comunidad, sobretodo por un buen hombre, que pensando en su futuro y con afán de preveer dias peores, le aleccionó para ir ahorrando las magras limosnas que recibía, pero claro, dónde guardarlas? no era plan perderlas, la comida la tenía asegurada, hoy le daban algo aquí, mañana otra alma caritativa le calentaba las tripas con un buen plato de suculenta sopa, un bocadillo, siempre caía algo y siempre había unas ropas que lo abrigasen, por eso tenía que atesorar el dinero recibido y sopesando la mejor manera de poner a buen guardarle sus "caudales",  Aurelio lo enveredó lo mejor que supo y con muchas paciencia le fue dando las bases para que él decidiese la persona idonea, que le ayudase en este proyecto, hablaron y valoraron los posibles candidatos, decidieron que Dña Fernanda era la persona con más posibilidades, por su alma caritativa, seriedad y buen hacer, la fama de buena persona la avalaba. Por eso Zeca decidió ir a visitarla para hacerle el pedido, quiso ir solo.

 

-Hola Doña Fernanda, qué tal está?

 

-Yo muy bien Zeca y usted, cómo está y qué lo trae por aquí?

 

-Nada, es que estuve hablando con Don Aurelio y me aconsejó mucho.

 

-Muy bien, hay que seguir los buenos consejos. Y dígame una cosa, quiere comer algo?

 

-No, no es eso, verá tengo algún dinero y no puedo andar con él.

 

-Claro teme perderlo.

 

-Si, o que me lo quiten, quería pedirle, quería pedirle.

 

-Vamos! venía tan decidido y ahora no se atreve, quiere que se lo guarde?

 

-Es eso, quería que me lo guardase, para no darle trabajo lo metí en esta lata y cuando tenga más se lo traigo y lo mete todo junto. Quiero que sepa que fui yo quien la escogí, Don Aurelio solo me dijo que pensase en alguien.

 

-Gracias por la confianza Zeca, pues bien, ahora contaremos el dinero y cada vez que traiga más lo volvemos a contar para que sepa lo que tiene, le parece bien? También puedo darle un papelo con la cantidad última.

 

-Si, si, muy bien, así es como deve ser, pero no quiero papel, después lo pierdo, yo lo recordaré.

 

-Pues contemos lo que tiene, veamos...... aquí tiene 12 escudos y 20 céntimos.

 

-Guárdemelos bien.

 

-No se preocupes, los guardaré muy bien.

 

Él se marchó después de salvaguardar su tesoro, esporádicamente cuando se cruzaba con Dña Fernanda, le preguntaba por su dinero y siempre se le informaba que estaba a buen recaudo, que no se preocupase y la verdad es que no se preocupaba, pero creía necesario mostrar interés, otros dias, pasaba por casa de la señora, comía algo que le daba y le entregaba unos céntimos para acrecentar en su lata y seguía feliz al ver que su dinero iba creciendo, qué buen consejo le diera Don Aurelio, en esos días se contaba nuevamente el contenido de la lata y con sus pocas facultades, memorizaba la cantidad, parecía arte de magia, nunca se olvidaba de la última cantidad.

 

Un buen día Dña Fernanda pensó que como tenía mucha calderilla en la lata, lo mejor sería ponerle un billete, aprobechó el día de mercado, depositó 20 escudos en la lata y llevó ese valor para facilitar el cambio en las compras que pensaba realizar en la plaza, siempre el llevar cambio facilitaba la vida; no habian pasado dos días y Zeca vino con 10 céntimos más. Dña Fernanda le explicó lo que había hecho. Oh Dios Todopoderoso! Zeca puso el grito en el cielo, la señora con mucha paciencia volvió a explicarle que el valor era el mismo, el papel aquel era igual a sus monedad, nada, ahí no llegaban las mermadas posibilidades de entendimiento.

 

-LADRONA, ROBASTE MI DINERO! DIOS MÍO, MI RICO DINERO!

 

-Pero Zeca, escúcheme con calma, preguntele a quien quiera, mire vaya al señor Aurelio y él le dirá lo mismo que yo, porque es así, se recuerda que tenía 19,95? pues yo arredondeé para 20.

 

-LADRONA, MENTIROSA, LADRONA!

 

-Pero Zeca, como puede pensar que lo robaría.

 

-QUIERO MI DINERO, LADRONA, QUIERO MI DINERO!

 

-Bien, tendrás tu dinero, pero yo no volveré a guardarte un céntimo más, volveré a cambiarte en calderilla y vuelves dentro de una hora, o vienes conmigo hasta que reuna la cantidad que tenias.

 

-Yo espero aquí sentado.

 

Afirmó con determinación, sentándose en la entrada de la puerta, estaba nervioso y con el semblante cerrado. Dña Fernanda recorrió los comercios y después de mucho trabajo y explicaciones, consiguió reunir los 20 escudos en monedas pequeñas, muy al gusto de Zeca, que así los había entregado y así los exigía.

 

-Aquí está tu dinero Zeca.

 

-Este no es el mío, pero es igual, aquí está un dinero como el mío.

 

-Pues estamos em paz.

 

Zeca levantó la cabeza y se marchó con su "tesoro" intacto, muy lastimado, diríase que ofendido, tanto que nunca volvió a degustar nada que viniese de las manos de quien tanto lo había humillado. Pensaba que yo era tonto, decía.

 

 

 

 

17
Dez10

Discursos Sobre a Cidade - por Fe Alvarez


 

 

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EVA

 

Ella era el misterio hecho mujer, se adivinaba su forma de ser, mirándola atentamente, no andaba, se deslizaba, parecía moverse como si flotase, su sonrisa o mejor dicho, su media sonrisa parecía ondear en su rostro sereno y los ojos aunque vivos estaban disimulados por los párpados entornados, los gestos, comedidos, los movimientos armónicos, al principio todos estos detalles podrian pasar desapercibidos, pero por poco perspicaz que  fuese el espectador llegaría a la verdad.

 

Había venido a baños y aunque sus ancestros eran flavienses, ella no conocía a nadie en Chaves, nos tropezamos en una esquina, casi la derribo, la invité a un café después de pedirle perdón y aquel gesto fue la puerta de entrada a sus monólogos, es mejor decir así, que aunque misteriosa, siempre llevaba la voz cantante, paseamos por el Tabolado, cerca del Támega y fue por aquellos parajes donde la oí en sus devaneos, verdades, mentiras? nunca lo supe.

 

- Ya necesitaba hablar con alguien, contar lo que me va dentro, cuando llegué a Chaves sentí dentro de mí que me maltrasplantaron, estos son mis paisajes, mis aires, mis gentes y ellas no me reconocen... no me sienten como una más. Me llevaron a una ciudad grande, fria, deshumanizada, egoista, nadie te pide permiso y deciden por tí, eres como una hoja otoñal, andas al buen o mal criterio de  padres, abuelos o tios, nada significas en la vida y ahora veo que mi vida no fue mia, no estube aquí y ahora ya es tarde, tengo demasiados intereses en esa tierra inóspita a donde me llevaron, esto fue lo que siempre me faltó sin yo adivinarlo, aunque sabía que algo no estaba bien, algo faltaba y mi búsqueda, ya abandonada, no me llevó a ningún fin, sabía y no sabía, quería encontrar y no sabía donde, no sé si me explico bien... No, no, no me diga nada, perdón sé que en España la gente se tutea más facilmente, por eso permítme, no digas nada, cuando casi me tiraste pensé que serias algún familiar mío, lejano, que la buena suerte te trajera a mí, pero mira por donde, encuentro familiaridad en una estranjera, tiene gracia! me pareció que te conocía de toda la vida.

 

- Me pasó lo mismo.

 

- Pues aquí estamos dos desconocidas, sintiéndonos hermanadas por algún eslabón, mañana puedes pasar por aquí a la misma hora?

 

- Aquí estaré, cómo te llamas?

 

- Llámame como quieras, como estoy recién nacida en mi tierra, no tengo nombre.

 

- Te llamaré Eva, si no te disgusta. Creo que el nombre te queda bien.

 

- Bien, bueno, mañana nos veremos, Fe.

 

Al día siguiente volví al mismo sitio y allí estaba Eva, paseando a las orillas del río, con la vista perdida en sus aguas, como dándose de beber a sí misma, la observé unos momentos, después levantaba la cabeza y acariciaba el entorno con sus ojos entornados y aquella enigmática sonrisa en su boca, después de los saludos de rigor retomamos el pase, como en el día anterior, parecía pensativa y lejana.

 

- Cómo hubiese sido mi vida en esta tierra? Seguramente no hubiese conocido aquel hombre... seguramente, sí, es lo más cierto nunca lo hubiese conocido, lo que sería beneficioso para todos. Me imagino correteando por estas callejas estrechas y acogedoras, entre gritos y risas, sería como estos niños que se ven jugando, cual bandadas  de pajarillos, libres, felices, bañándonos en los veranos en este rio claro, seguramente hubiese ido a la escuela, a cual? no recuerdo donde vivía mi familia, tengo tan pocos datos, que tendrás que orientarme para crear una nueva vida aquí, siendo fictícia tengo todo el derecho a quitarle malos momentos, sobre todo no conocer a aquel innombrable, duro, cruel, insensible. Un asco de hombre! Por qué me llevaron, por qué no se quedaron aquí?

 

Siempre fui guapa, esbelta, graciosa y para qué? para que un hombre rico, me desease? fíjate bien digo desease, no amase, me sentí como una mercancía, materialmente nunca me faltó nada pero... me faltó lo principal.

 

Chaves, verdad que me hubieses destinado un destino mejor?  Más cálido, más natural, quizás más pueblerino, aunque siempre más auténtico.Hoy lo sé, el viento me susurra y hoy tengo la certeza, que todo sería distinto.

 

Y así decorrian aquellos encuentros, Eva hablaba, sin descanso y sin admitir preguntas, pues la respuesta eran evasivas o comentarios, que dudo oyese;  intrigada seguí el juego, quién era Eva, de donde venía, qué pretendía con aquellos monólogos, tenía tanta necesidad de ser oída?  Al tercer día llegué un poco atrasada.

 

- Ya pensé que no venias y hoy me encuentro verdaderamente deseosa de abrir mi alma a alguien y nadie mejor que tú. Ayer me pasó una cosa en el Hotel, estaba cenando, un tanto aburrida cuando mi mirada se cruzó con la de un caballero, ya sabes que soy de sensaciones y supe que era aquel el hombre que me tenía preparado el destino, esto claro si no me hubiesen raptado de Chaves, durante la cena por dos o tres veces volvimos a mirarnos, no hubo un gesto ni una palabra, con aquella mirada comprendimos que nos habian jugado una malam pasada, no era necesario hablar, la vida perdida se nos presentó como en un flash, solo antes de abandonar el comedor un mínimo movimiento de cabeza sirvió como hola y adios. Me fui a la habitación con todos los  sentidos alborotados y durante la noche, insomne, recorrí lo que hubiese sido mi vida y lo vi todo claro, desde la deserción de mi abuelo, que arrastró la familia con él, hasta este día que conocí mi otro camino, nunca recorrido y que nunca recorreré, como es natural. Cómo me sacudió ese momento! Creo que no podré ser la misma persona que fui.

 

- No tuviste curiosidad en saber su nombre, solo su nombre.

 

Ese día su voz era un susurro, creo que ni me escuchaba, ella era así, pensamientos desgranados en un sin fin de caminos, sentidos o inventados, nunca lo sabré, a  partir de ese día pareció vivir esa otra vida, en esta "su tierra" hablaba más bajo, más de prisa y sin que nada ni nadie la distanciase de su pensamiento. Me imaginé que aquello era una válvula de escape a una vida problemática, no podía ser otra cosa, aunque con los pocos datos que tenía de sus vivencias, qué pensar!? también elucubré sobre la posibilidad que tuviese alguna enfermedad, que la llevase a aquel juego de inventar otra vida, en una huida hacia adelante y deseé que aquel paso, mejor dicho salto, no representase una caida brutal, cuando volviese a su vida cotidiana. El quinto día no apareció y nunca volvía verla, quizás ella huyese como el abuelo, que arrastró a toda la familia al "destierro", que Eva sentía.

 

 

 

22
Out10

Discursos Sobre a Cidade - por Fe Alvarez


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Texto de Fe Alvarez

 

 

La casa en las afuera de la ciudad era humilde, al lado tenía su gallinero con sus gallinas y un garboso gallo, para poder reponer nuevas generaciones de plumíferos y en una esquinita unos conejos, en sus jaulas, esto era la despensa de carne para los dias señalados; en ella vivian Jacinta y su marido José, los dos casados en segundas nupcias, ella aportó al matrimonio su primer hijo, Joaquín, José por su parte una réplica de si mismo, en nombre y fisionomía y la pequeña Cordelia, que se quedara sin madre a la tierna edad de tres años. Jacinta era una mujer seca de caracter y de figura, al menos de aquella, despés con los años vinieron las carnes y los hijos también hubo otros cambios tanto en su aspecto como en su caracter; ella hacía la casa, cosía haciendo ropa para los pequeños, tejía y trabajaba una pequeña huerta, que con los animales de corral, contribuian para estirar un poco el exiguo salario de José, este salía por la mañana, llevaba la comida en una fiambrera de aluminio, que comprarn en Feces, como trabajaba lejos hacía una comida fuera de casa, para no perder tiempo a la hora de la comida y regresaba al final del día, era un hombre fuerte que con 26 años se encontró con dos pequeños a su cargo y sin su compañera que con 24 años y en el último parto perdiera la vida, juntamente con otras dos criaturas. Conocía a Jacinta de toda la vida, crecieran hermanados, pues las casas de sus progenitores eran pegadas y se creía que también eran familiares lejanos, por eso hablaron de lo humano y lo divino y así llegaron al acuerdo de unir sus desgracias personales y así ampararse el uno al otro. La casa tenía dos habitaciones una para el matrimonio y otra para los pequeños, los niños dormian juntos en la misma cama y Cordelia en una cama cuna heredada de su abuela. También había un comedor, que sin grandes pretensiones servía igualemte como recibidor de las raras visitas, Jacinta le colgara unas cortinas de cretona, floridas, que comprara en la Feria de Los Santos  y confeccionara con mucha arte y le daban un aire festivo a la división, los muebles eran todos heredados, solo se permitieran comprar un sofá, usado, al que le puso unos cojines haciendo juego con las cortinas.

 

Joaquín, el mayor, era un muchacho serio, algo taciturno, que con la sorpresa de tener dos hermanos de golpe, se volvió algo más juguetón y alegre, su compañero de correrias era el pequeño José (Josín) un trasto imaginativo, inquieto y avispado, pero el ojito derecho de Joaquín era la pequeña Cordelia, para ella eran todas sus atenciones y mimos, naturalmente la nena correspondía a estas atenciones dedicándole una devoción absoluta, cuando Joaquín no estaba en la escuela, Cordelia era su sombra y él se sentía como un caballero andante defendiendo la debilidad de una damisela, hubo días en que el enfrentamiento entre Joaquín y Josín tenía por parte de aquel, una defensa a ultranza de la pequeña, no consentía que su hermano hiciese valer sus derechos de hermano mayor.

 

Los dias se arrastraban con la lentitud propia de la niñez, ya terminara el frío del invierno y la primavera trajo aquellos dias crecidos, luminosos, coloreados,  que invitaban a jugar fuera de casa, era maravilloso, había tantas cosas para descubrir, las ranas saltando en las charcas, los pajaros con sus acelerados cortejos, algunos conejos que no se dejaban coger.Ya habría grillos? Joaquín hiciera una jaula para regalársela a Cordelia, para que tuviese un animalito de compañía, pues el perro Tritón era suyo, a ese no pensaba compartirlo con nadie; en esos dias de juegos, corridas y risas, los ojos de los niños brillaban con los descubrimientos cotidianos,  todo era nuevo y digno de acaparar su atención, la inocencia y la ignorancia los arrastraban a una felicidad continua.

 

- Josín, si quieres iremos al bosque, te enseñaré un nido en el olmo.

 

- Solo iré si Cordelia no va.

 

- Bueno hoy se quedará con mamá, pero otro día la llevamos.

 

- No quiero! que ella molesta.

 

- Se hará lo que yo diga! soy el mayor, ya sabes si piensas así, no iremos ninguno.

 

- Bueeeno.

 

Un buen día llegó montado en su pollino un señor,  con un defecto en un pie, cuando los niños le nombraron como "pie gordo", Jacinta se enfadó mucho, entonces el mote quedó reforzado, como todo lo prohibido y así se referian a él, naturalmente solo entre ellos; por algo que se escapa a la lógica, el buen señor no cayó en las gracias de los niños, desde el primer momento. Él era un familiar lejano de Jacinta, les regaló una cabra, la leche les gustaba mucho, era buena y abundante, Jacinta hacía queso y algunos postres, también les de vez en cuando el visitante les traía golosinas, pero nada les hacía cambiar de opinión, no les resultaban agradables estas visitas, cuando estaba Jacinta con los niños aun lo soportaban, para reforzar su animadversión, las tardes en que estaba José, las cosas se complicaban, con la madre charlaba y se marchaba más temprano, José y "pie gordo" bebian, discutian y casi siempre terminaba el día malamente y si no había golpes para ellos, menos mal, pero la mayoría de estos dias de bebida descontrolada terminaba con una buena somanta, se iban a la cama doloridos y humillados, creciéndoles el rencor hacia el visitante. Poco a poco brotó la idea de una venganza, la imaginación desbordante de Josín trabajaba y contaba a Joaquín sus descabelladas ideas, claro que esto no se podía comentar mientas Coralia estaba despierta, con su lengua de trapo pondría en peligro los planes, aunque la verdad es que Joaquín con buen juicio se los desbarataba poniendoles defectos y se los iba tirando por tierra, uno tras otro, por ser irrealizables o peligrosos. Después de mucho pensar, desechar, refinar y sopesar decidieron que lo mejor era dejar a "pie gordo" sin medio de transporte.

 

- Oye Joaquín, ya tengo el mejor plan.

 

- Seguro que es otro disparate, pero con la que me llevé ayer, ya no me importa nada. Este hombre tiene pacto con el diablo, consigue sacar lo peor de tu padre, lo malo es que le dio un empujón a mamá, espero que no empiece con ella. Pero cuenta, cuenta.

 

- Verás preparamos una mezcla, fuerte y se la metemos al borrico por el trasero.

 

- Ya sabía yo que sería un disparate! Además es una borrica.

 

-  Pues mejor, así si no entra por un lado irá por el otro. Mira lo tengo bien estudiado, primero la atamos bien corto contra la pared del patio, allí donde la piedra negra.

 

- Y después, te montas en él y le levantas el rabo!? ja ja ja

 

- No, en esto entramos todos.

 

- TODOS? Para que todos tengamos que aguantar el castigo, aquello de... mal de muchos, consuelo de tontos.

 

- Sí, todos, si no metemos a Cordelia en el lio hablará, después de convencida, le metemos miedo para que no hable.

 

- Qué peligro!!!...

 

- Nada, eres un caguica, eso no es de hombres.

 

- Síiii... habló el macho, no te fastidia!

 

- O me ayudas o le cuento a todos tu falta de valentía, a todooooos, incluyendo a quién yo sé, ja ja ja.

 

- No llegaremos a eso, ya estoy harto de esta situación.

 

- Sabía que no me fallarias; como te iba diciendo, después de bien atada, ponemos a Cordelia sobre el muro con el rabo del rucio en las manos. Bién situada, allí donde hace aquél entrante, tu y yo con un puñado cada uno, decimos uno, dos y tres y casi al mismo tiempo se lo ponemos en el mismo ojete... o donde sea, después toca a corrida, llevándonos a Cordelia, huiremos al bosque y volveremos, con piñas que ya habremos preparado, fingiendo que llevabamos allí mucho tiempo, entiendes? y sin saber nada de lo que pasó

 

- Pero donde encuentras esas ideas? Hay un fallo, tenemos que ver lo que pasa después.

 

- Lo del bosque es un paripé, escondidos vigilaremos, cuando salga "pie gordo" volveremos con las piñas y cara de no haber roto un plato.

 

- Él volverá el viernes, se lo oí decir.

 

- Pues el viernes será nuestro día, tienes que hablar tú con Cordelia, si se lo digo yo, sé que saldrá todo mal, a tí te respeta y te quiere mucho, hará todo lo que tú le digas

 

- Sí será lo mejor, que si lo llegan a descubrir se nos cae el pelo.

 

Los días, se arrastraron perezosos, lentos, pesados, los muchachos, repasaban una y otra vez el plan, Cordelia ya estaba aleccionada y acató todas las órdenes dadas por Joaquín, sabía que no podría decirselo a nadie o sería su ídolo el perjudicado y ella no quería eso, estaba tan concentrada en el silencio que pensaban que estaba enferma. Llegado el día, esperaron unos cinco minutos, cuando vieron que la conversación estaba animada entraron en acción, Josín ya había preparado el mejunje de antemano, sal gruesa, pimienta molida, vinagre y un poco de aceite. Ataron corto al pobre animal, Cordelia bien situada sobre el muro y detrás de un mogote con el rabo en la mano y

 

- Una, dos y tres.

 

Zas! casi al unisono dieron un puñetazo con la mano llena de la "medicina", aquello entró y se desparramó por fuera, arrancaron a Cordelia de su púlpito, Joaquín corrió con ella en brazos, con todas sus fuerzas, sabía que podría irle la vida en ello, Josín nunca corriera como aquél día, los pies mal tocaban el suelo, llegaron al escondite, bastante cerca, para poder observar y suficientemente lejos para no ser vistos, el animal se levantara sobre sus cuartos traseros y lanzando un alarido casi humano, se impulsó con tal fuerza que arrancó la cuerda que lo retenía, corrió como alma que lleva el diablo, cuesta arriba, los crios pensaron que llegaría a volar, vieron a Jacinta y a "pie gordo" haciendo aspavientos, que naturalmente de nada sirvieron, aquel animal nada lograría detenerlo. Lavaron las manos en un riachuelo y cuando aparecieron en la escena del crimen habian recompuesto su gesto y presentaban una carita angelical, que ni el mejor sabueso dudaría de su inocencia, además las piñas probaban que estuvieran en el bosque cercano. El pobre "pie gordo" tuvo que alquilar un taxi y solo volvió tres meses mas tarde, contando que la borrica apareciera varios dias después de la huida, desmejorada, flaca y medrosa y ahora después de bien cuidada y recuperada, decidiera volver, pero comprobó con estupor que la muy necia se negaba a pasar de la casa del  "Galego" pasara allí tiempo perdido para que diese un paso mas, nada era imposible, así que no podría venir tan a menudo, que aun había un buen trecho y que ya se sabe, le costaba mucho esfuerzo.

 

- Mira Jacinta, lo siento pero ya sabes de mis dificultades para caminar, creo que algo la asustó, una serpiente, un perro grande, la picaría un alacrán, ya no sé que pensar, sigue muy asustada, el miedo la paraliza.

 

Pasados los años, la pequeña Cordelia, se reía cuando lo contaba, ella guardara el secreto como un tesoro, nunca los mayores supieron ni desconfiaron nada, ella calló sabía que podría perjudicar gravemente a Joaquín y eso no lo querría, por nada de este mundo, pero también sentía una punzada de culpa, lograran lo que se propusieran pero ella, en lo más profundo de su ser, lamentaba haber lastimado al inocente animal y añadió para terminar.

 

- Fue una locura, una temeridad!

 


13
Ago10

Discursos Sobre a Cidade - por Fe Alvarez


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Qué vida! parecía que la lucha no terminaba, pero tenía que buscarle un final, la situación así lo requería, se decidió y en un día de mercado dio el primer paso para solventar de una vez por todas aquella zozobra que le imponía la situación matrimonial. Repasó mentalmente la conversación, que había surgido con su comadre, durante una noche, que tomando el fresco se hicieran confidencias, hacía de esto ocho o diez dias, claro que tenía miedo, pero estaba decidida, o eso pensaba. eran tantos los fantasmas que la atemorizaban, la atenazaban, le quitaban lucidez mental. Recapitulando, su comadre le digera :

 

-Vas y cerca del quiosco del Arrabal, preguntas por el señor Vasco, ya sabes, es alto, tiene bigote, entradas bastante pronunciadas, nariz edunco y labios finos, los ojos bastante separados, si no está allí, en los dias de mercado está seguro y ya sabes, su mujer tiene un comercio, ya te indiqué donde es, esto por si no logras localizarlo y después hablas con él y le encargas que te traiga "eso" de Vila Real, o creo que es allí donde lo venden.

 

- No será peligroso?

 

- Qué peligros, qué nada. Es remedio santo, me contó la sobrina de mi cuñada que fue milagroso.

 

- Valgame Dios, solo de pensarlo ya tiemblo.

 

- Pues piensa mejor en los moratones que te hace tu marido cuando vuelve bebido, el dinero que derrocha y lo que pierde de trabajar.

 

- Tienes razón.

 

- Con la razón no se gana, se gana con lucha, así que el primer día de mercado, decídete, o seguirás así eternamente, algún día te deja en una silla de ruedas o peor, ya sabes a lo que me refiero, el año pasado si no fuese mi marido, te barria de este barrio, vaya que ya estabas criando malvas.

 

- Jesús, Ave María.

 

- Eso, llama a toda la "Corte Celestial" y no intentes ponerle fin.

 

- Iré el próximo dia, te lo aseguro, ahora estoy verdaderamente decidida, pues entre esto y los demonios que me atormentan.

 

- Qué demonios! esos deven nacer de los porrazos que llevas en la cabeza, cómo tendrás el cerebro... pues claro que ves demonios, ángeles, dinosaurios, santos, estrellas planetas, si lo piensas bien, puedes ver de todo y parecerte real.

 

Llegó  al lado del quiosco, miró detenidamente a los allí congregados, el señor Vasco tenía que ser aquel que estaba limpiándose los zapatos, esperó y fue decidida, después de preguntarle y confirmar quien era, le expuso el problema y de lo que le habian hablado y pretendía que le comprase "eso". El señor Vasco, después de decirle el precio, se comprometió a traerle el remedio y como no siempre estaba por allí, se lo dejaría en el comercio de su esposa, sabía donde estaba? pues mejor así.

 

El lunes siguiente volvió y se fue hasta el comercio de la señora Vasco.

 

- Hola señora, su marido me trajo un encargo? sabe, es que, bueno..no sé si su marido le..

 

- No hace falta tanta duda, sí, tiene aquí lo que le encargó.

 

- Sabe, es que estoy nerviosa, tengo miedo.

 

- Por lo que sé, no encierra ningún peligro. Mire la medicina viene repartida en tres sobrecitos, que serán administrados en tres dias seguidos, si él acepta, bien, de no ser así tendrá que ser disfrazado en la comida.

 

- Por su voluntad sé que no lo toma, ya le hablé que había algo para odiar el vino y me costó un disgusto. Sabrá mal?

 

- Dicen que no altera el sabor de las cosas, yo no lo probé, pero es lo que dicen. Mi marido ya trajo algunos encargos de estos y por lo que sé, todos llegaron al éxito total.

 

Maria abonó el importe y se marchó oprimiendo los tres sobrecitos contra el pecho. Lo sentía como un tesoro y allí en el fondo de su corazón, lo tenía como un pecado, de decírselo, nada, la pondría negra, o le partiría algo, que aun tenía secuelas de cuando confiada le habló de aquella sin razón que vivian por culpa de la bebida.

 

El miércoles, la señora Vasco la vio aparecer, temerosa, encogida, casi parecía más menuda, más pequeña.

 

- Buenos dias, señora, verá yo, tengo que decirle una cosa.

 

- Buenos dias, diga, diga.

 

- Es que como temía matar a mi marido, le puse el primer sobrecito en la comida del perro, lo tuve todo el día controlado y nada.

 

- Si fuese para matarlo, no se lo venderían a mi marido y tampoco él se lo traería.

 

- Y por qué no lo hay en Chaves?

 

- Porque es un preparado que hace un farmacéutico y aquí no sabrán la fórmula, o no querrán, en realidad ígnoro el motivo. Pero no hay peligro.

 

- Y ahora no me sirve, verdad? es que le puse un poco del 2º, para que fuese más fuerte. Dígale a su marido que cuando vuelva que me traiga otro lote.

 

- Creo que vuelve el viernes.

 

- Entonces pasaré por aquí para la semana. Perdone, pero tenía miedo.

 

- Bien, aparezca el lunes, o cuando pueda.

 

Y el lunes a primera hora llegó, su pose era más decidida, se llevó nuevamente los tres sobrecitos. No sin antes contar unos cuentos de brujas y demonios, que sembraron la inquietud en la señora Vasco, pensó que con todo aquello, apariciones de demonios en el pozo o danzas de brujas en los caminos, la señora no estaba muy bien de la cabeza, aunque eso no era para preocuparse al menos no tenía instintos asesinos. Pasaron quince dias y nuevamente en un día de mercado volvió por la tienda, nada que le encontrara gusto al parloteo que se permitiera, pensó la señora Vasco, o quizás venga a contarme los logros conseguidos con la medicina. Verdaderamente, por qué no la harian en Chaves?

 

- Buenos días. Perdoneme señora, ví a su marido pero preferí venir aquí, le tengo más confianza.

 

- Buenos dias, qué ya está el problema resuelto?

 

- Nada, nada, que no me atrevo, el día antes de ponerle el primer sobrecito, oí revolotear por el tejado, creo que era una mala señal, algo me avisaba desde el más allá.

 

- O el más acá, no vuelva con esas cosas, es la cabeza y los nervios que le están jugando una mala pasada; pero si teme tanto déjelo, no le ponga nada, así gastó el dinero inutilmente.

 

- No voy a tirar nada, usted puede dárselo.

 

- CÓMO? cómo voy a dárselo yo, usted no está bien, ni conozco a su marido.

 

- Yo se lo enseño de lejos y después lo invita a tomar una infusión a su casa.

 

- COMO LO VOY A INVITAR!?

 

- Pues invitándolo.

 

- Señora pienselo, si lo invito a una infusión o un café o lo que sea, se tomará este gesto por otra cosa.

 

- No, ni lo piense, mi marido no es mal pensado.

 

- Mal pensado o bien pensado, quitese eso de la cabeza, le corresponde a usted o alguien de la familia, o a un amigo, un vecino, un conocido, pero yo no y no, es inutil que insista, no invitaré a su marido u cualquier otro hombre a mi casa, estaría bonito, pues sí que tiene ocurrencias peregrinas.

 

Maria se marcho muy decepcionada, pensaba que si le habian metido en este lío tendrian que sacarle de él. La señora Vasco se quedó nerviosa y un tanto divertida con la situación chocante que se le presentara. Estando en esto llegó su hija.

 

- Mamá qué tal estás?

 

- Bien hija, bueno un poco alterada por una situación inacreditable que me surgió.

 

- Oye mamá, tienes aquí una cartera grande.

 

- Quieres ver, que la señora María dejó aquí el monedero...

 

- Mira, no es unh monedero, es una cartera bien grande y repleta, casi rebienta por las costuras.

 

- Quédate aquí un ratito, veré si la alcanzo.

 

Recorrió la calle y nada, no la vio por ningún sitio, se tranquilizó pensando que ya volvería, guardó la cartera y claro que volvió, pero pasados unos dias, nerviosa y azarada.

 

- Oh Dios mío! es mi última esperanza.

 

- Ya le dije que no haré nada de lo que pretende.

 

- No, no es eso, es que perdí mi cartera, con documentos y dinero.

 

- Pues tuvo suerte, la olvidó aquí y se la tengo guardada.

 

- Menos mal, es que sabe temiendo que mi hija me levantase el dinero, que creo que se entiende con las brujas, lo saqué de la cuenta.

 

- Bueno, bueno, casi lo pierde.

 

- Ya me dije yo, esto es castigo, allá se iban mis "cinco mil contos"

 

- QUÉ, DEFINITIVAMENTE ESTÁ MAL DE LA CABEZA! Quien en su sano juicio, tiene en su poder una cantidad así y la suelta? Podian haberme llevado la cartera, desde aquí no la veía, Qué situación!. Merece llegar a casa sin él, le ruego que no me aparezca más por aquí, todo esto es un grandísimo disparate. Y su marido bebe? no me extraña nada.

 

- No volveré, no quiero nada con locas, válgame Dios, parece que nunca perdió nada. Mal agradecida! encima que les doy dinero a ganar.

 

 

Y así termina la historia, las brujas con sus pócimas ancestrales, el demonio apareciendose en los lugares menos esperados, el marido bebiendo y descargando sus vapores con la mujer, el dinero en varios dueños y los polvos? los polvos, como eran culpables de todo esto, encerrados y a buen recaudo. La comadre escandalizada, con tanta torpeza, la señora Vasca  temiendo otra visita y el marido divertido con tan ridícula situación.

 


09
Jul10

Discursos Sobre a Cidade - por Fe Alvarez


 

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LAS GUERRERAS BLANCAS

 

Quien no recuerda aquellos tiempos en que éramos invadidos, todos los días, por una pacífica horda de guerreras blancas? ellas venian sobre sus monturas, dignas y orgullosas, impecablemente vestidas con sus armaduras de faena, como un bando de palomas de la paz, o como eternas compañeras de los caballeros andantes, esto lo digo por sus monturas, en procesión, las guerreras blanca y sus burritos; las había para todos los gustos, juerguistas, dicharacheras, calladas, con empaque, serias, pero todas amables y serviciales, que no serviles, siempre, siempre, hubiese frio o calor, lluvia o sol, siempre llegaban, nada las detenía, no había barreras que no salvasen, después de llegar se desparramaban amablemente y recorrian todas las calles de la vieja ciudad, traian consigo el nectar blaco, que repartian puerta a puerta y como todo grupo que se precie, tenian defensores y detractores.

 

- Ola Doña Maria, que hace?

 

- Estoy esperando a mi lechera, tengo que salir y no quiero quedarme sin la leche.

 

- Cual es su lechera?

 

- Creo que es Maria, creo, aunque pero todos la conocemos como "Tia Bina"

 

- Ya, me dijeron, que trae muy buena leche.

 

- Yo estoy contenta y mire que ya la tengo hace muchos años, desde que me casé.

 

- Pues la mía creo que también es buena, dicen que tiene vacas frisonas.

 

- Como son?

 

- Blancas y negras, o negras y blancas.

 

- Si esas dicen que dan mucha leche pero las "ratinas", oí comentar que son mejores.

 

- Mejores, por qué?

 

- Pues no lo sé bien, creo que su leche es más  densa.

 

- Y cuales son las ratinas?

 

- Me explicaron que se llama así a las mirandesa, son nacionales.

 

- Nacionales o gallegas, que los ganaderos van y vienen. No entiendo de vacas, pero la leche es superior, a mis hijos les gusta y no pienso cambiar.

 

- No mujer, yo no le digo eso.

 

- Además se oyen cosas y le tengo confianza a la tia Bina.

 

- Mira no tiene que esperar más, ya viene allí.

 

- Primero irá a casa de mi prima, creo que de mi familia tiene a unos quince clientes.

 

- La dejo, que tengo que ir a las compras, nos vemos más tarde. Chao

 

- Chao.

 

........................................

 

- Buenos dias Dña Palmira. Ya vino la señora Irene?

 

- Aun no la hé visto, aunque me supongo que ya no tardará. Es la hora.

 

- Qué mujer, trabajadora, siempre agradable y de buen humor.

 

- Es un cascabel y dicen que no hay fiesta en Outeiro Seco en que no participe, se apunta a un bombardeo.

 

- Y tiene una vida dura, los trabajos del campo empiezan con el alba, así que el campo, las vacas, la leche y la casa, no para.

 

- Sí, como todas.

 

- Buenos días señoras, me estaban esperando?

 

- Sí, sí, ya hace rato, seguro que estuvo riendose con algún cliente.

 

- Anda esta!!! a quién le amarga una risotada, mire le contaré que cuando veniamos para Chaves, pasó un coche a toda velocidad y un burro se asustaró, mi compañera se cayó de la montura y nos reimos mucho, claro que mirándolo bien no tiene gracia, aunque en realidad fue más el susto que el daño, no me suelo reir, pero las caidas... y el rosario de insultos que le cayeron al conductor, ja, ja, bueno bueno, vamos a lo que interesa, cuanto le dejo hoy?

 

- Dos cuartillos.

 

....................................

 

Y así todos los dias, la gente esperándolas, ellas atendiendo solícitas las necesidades de las amas de casa, dando un poco de conversación, no mucha, que en casa aun quedaba mucho que hacer, su trabajo empezara al alba, primero tenian que ordeñar las vacas, dejar todo preparado para los niños ir a la escuela y con las claritas del día montaban los asnos que transportaban aquellos recipientes enormes, recorrian la distancia que las separaba de Chaves y después de pasar por el mercado, donde un fiscal les "pesaba la leche" empezaban el peregrinaje, con un cántaro grande, que iban posando en lugares pre establecidos y uno pequeño, con el que servian directamente los redipientes presentados por las clientes, estas eran conocidas por su nombre própio y tratadas con deferencia, respeto o familiaridad, según la confianza.

 

Añoranzas del pasado, del sabor, del contacto humano, en fin de las guerreras blancas.

 

 

Fe Alvarez

11
Jun10

Discursos Sobre a Cidade - por Fe Alvarez


 

 

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El frio se le había metido en los huesos, era tan intenso que creía poder palparlo, era sólido,cómo podía tener tanto frío! se me está helando el alma pensaba y esto no la reconfortaba nada, se puso mentalmente a analizar la situación, pero el frío no la dejaba pensar claramente, ´"se me estarán embotando los sentidos?" Se encogió, abrazando sus piernas y en esta postura pensó que le  llegaría la muerte, pero no es tan facil, el dolor puede ser fuerte, monstruoso, pero el salto al otro lado es otra cosa, por momentos el corazón, parecía querer desbocarse, latía tan fuerte que le dolía, "no dicen que el corazón no duele?"

 

Dormitando a ratos y entre aquellas nieblas de la semi-inconsciencia repasó su vida, tiritando. No podía decirse que hubiese tenido una niñez infeliz, claro que siempre pesaba el hecho de tener dos hermanos conviviendo con sus padres y ella estaba con su madrina, "no me querrán mis padres?" la madrina como no tenía hijos, la hacía el centro de todas sus atenciones y con este cariño desmedido no pensaba mucho en la otra carencia, solo algunas veces se hacía la pregunta que la lastimaba, pero poco, tan poco que no merecía la pena remover fantasmas.

 

Después de la niñez vino la juventud, la naturaleza no la había agraciado, pero eso no tenía el más mínimo interés, la madrina la había educado bien así que ese detalle no la detendría, estaba segura de sí misma y sabía que tenía otras virtudes, más duraderas, la belleza aunque agradable es efímera por eso no podía pretender, que a primera vista resultar atractiva, pero con el tiempo... y ese tiempo fue pasando, lentamente, tan lentamente que había dias que parecian eternos, salía de paseo con las amigas, aprendía todo lo que una señorita debía saber, era alegre y divertida, coqueteó cuanto pudo y vino a conocer el amor por correspondencia, creo que se llamaban madrinas de guerra, el correo iba y venía lleno de palabras afables, cariñosas, solícitas, comprensivas, calidas o amorosas, algunas pesarosas, lacrimeantes llenas de dudas, con altos y bajos, igual que la vida... se fueron conociendo despacio, como se confeccionan las obras de arte, los buenos platos y todo lo bien hecho, los cimientos podríamos decir que eran firmes prometiendo una relacción fuerte casi eterna y llegó el día que él regresó de la guerra a su tierra natal,  aquí siguieron el noviazgo que empezaran por correo, un noviazgo más tradicional y se casaron pasado un tiempo, no mucho, con tantas cartas se conocian mejor que muchos que conviven años, la armonía era la tónica diaria, él trabajaba y ella levaba la casa, llegó el primer hijo, un varoncito! que en todos los hombres parece afianzar su masculinidad, la vida se deslizaba sin sobresaltos, el matrimonio siguió con su vida tranquila, después vino una nena, ya tenian la parejita y cerraron el mandamiento, que las economias no pueden recargarse con muchas bocas, aunque todo iba bien, con unas herencias que l recibió compraron la primer casa; había trabajo, los hijos se criaban sanos, no había desentendimientos, un Edén aquí en la Tierra, para ellos mal llamada "El valle de lágrimas"

 

En unos años y con algunas economias, hicieron nuevos proyectos y compraron un adosado, claro que no llegó la venta de la primera, por eso ella vendió unos pinos y su tío completó el valor requerido, el chaval se casó. Pero nada dura eternamente y llegó el primer mazazo, cruel, devastador, la hija enfermó, las visitas al hospital de Chaves se sucedieron en un ritmo regular, no mejoraba, no sabian lo que la aquejaba, cada día estaba peor, llegando a perder las fuerzas y no coseguir caminar, llegó la desesperación y cuando todo lo daban por perdido, alguien les aconsejó un doctor lisboeta, un buen profesional que identificó la dolencia y los supo encaminar a un gran especialista, la enfermedad crónica, empezó a dar señales de mejoría con los tratamientos que naturalmente serán de por vida. Oh la luz al final del negro tunel! todo volvió a su cauce y aunque se gastaron muchísimo dinero, se dio por bien empleado, tan bien empleado que cuando se  casó la niña no hubo para muchos extras, pero hubo mucha alegría.

 

Ya abuelos! como pasa el tiempo... la vejez está llamando a la puerta y se va instalando como de puntillas, poquito a poco para no asustar, que cuando se vivió intensamente no asusta su llegada, solo se acepta, no digamos con alegría, pero se acepta. "Mamá, me puedes quedar con los niños?" ... "venís a vernos?" ..."Nos juntamos en este festivo?"...otro día se viaja para ver al resto de la familia, se dividen para las fiestas, un año aquí otro año allá. Ellos siempre juntos, en todo, saben que sirven de ejemplo como matrimonio bien avenido.

 

...................

 

"Abuela queremos cenar"

 

"Tenemos que esperar por el abuelo, hoy vendrá un poco más tarde"

 

El tiempo pasa, los pequeños se inquietan, reclaman, exigen y llega un mensaje, algo tan sin importancia, insignificante, cotidiano, el movil toca y las pequeñas letras aparecen, pero estas bailan ante sus ojos. "No me esperes, no voy a volver" y entonces se desmoronó su mundo en un ápice, un segundo para cambiarlo todo, ahí se instaló el frío, ese hielo que amenaza su vida, una vida perdida desmoronada en un instante, no comprende nada, solo el frio que la atenaza, en los dias siguientes siguió la duda, la incerteza, el caos, el miedo, todo en una amalgama atroz, que amenaza con destrozarla. Y el frio en el alma, siempre el frío.

 

"Llegarme este mazazo a mi edad...! cuando pensaba en una vida tranquila, sin sobresaltos, serena. Qué pasó? No tengo respuestas a tantas preguntas...tantas preguntas..."

 

Algo por fin la hace reaccionar y aquella mujer debil, medrosa, se sacude el frío, se endereza, con arrogancia, como un ave Fenix , como se dice vulgarmente, agarra la vida por los cuernos, de frente. Tanto económica como moralmente herida, traga su dolor y sacando fuerza de flaquece, se crece y resolutiva pide un divorcio que ahora desea, más que nada en este mundo, ve claramente que su ídolo era de barro y mirando atrás lamenta el tiempo que vivió engañada." Él no merece ni una de mis lágrimas, tengo hijos, tengo nietos, para qué quiero una mentira? Levantaré mis ruinas"

 

Fe Alvarez

07
Mai10

Discursos Sobre a cidade - Por Fe Alvarez


 

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Texto de Fe Alvarez

 

 

No había nacio en estas tierras, pero algo la trajo aquí y la retuvo, para siempre, se enamoró del paisaje transmontano y de sus gentes, decía que algunas de sus raices estaban enterradas o perdidas por estas latitudes, nunca pensó en partir y regresar a su tierra natal, aquí estaba para saborear y compartir el resto de su vida, traía en sus ojos negros y profundos y en ellos la inquietud, que la dominó toda la vida, la curiosidad, que exploró en una búsqueda constante y la llevó a otras naciones, donde estudió y se formó en psicología, en los Estados Unidos, pero aquello no la llenaba, quería llegar más alto, más lejos, llegaría al final, necesitaba respuestas, que no lograba, no cesaba y no quería reconocer los límites que tiene todo ser humano, no se conformaba y experimentaba, nadando entre dos aguas, por un lado sus conocimientos en psicología y por otro el mundo de lo oculto, quería sacar alguna luz que le llenara el hueco de su inquitud inquisidora, todo era búsqueda y lucha, lucha y búsqueda en un compás continuo y constante. Esta inquietud la arrastró a los pueblos de América del Sur, entre ellos no podía faltar Brasil, que fue el trampolín que la trajo a Portugal y a Tras os Montes.

 

En esta lucha, que ella interpretaba como un camino a seguir, luchó unos años, sin llegar a lo que ansiaba, gastaba casi todas sus fuerzas en ello; las hijas eran su otro mundo, sereno y cálido en el que se refugiaba cuando sentía los fracasos y así se regocijaba con los logros conseguidos con sus pequeñas y en este mundo mezcla de inquietud y bonanza discurría la vida. Pero siempre hay un día, un día aciago, que marcaría su futuro,no quiso creerselo cuando le notificaron que le detectaran un cancer de mama, sin tener mucho tiempo para reacionar le extirparon la glándula mamaria, con toda la agresividad que en aquellos tiempos conllevaba esa operación, es decir, fuera gánglios y todo lo que pudiese representar un peligro, la cirugía era destruidora, después vinieron los tratamientos, duros, feroces, demoledores, luchó como una fiera y venció, volvió a recuperar la belleza y la lozanía de sus treinta y pocos años, se olvidó el miedo y eso la devolvió a sus pesquisas, quizás con más fuerza, más ansia más premura. El tiempo  se fue deslizando y como aquel día amargo llegó otro, negro y amenazador "ÉL" el innombrable, llegó nuevamente, se había mantenido agazapado en su organismo y sin dar por ello fue minándola y como una maldición dio señales inequívocas de que decidiera atacar de nuevo, mostrar su fuerza, reclamar su víctima, con crueldad y saña, nuevamente había que atacar y volver al calvario de la temida quimio. Quiso hacerme participe de su drama, me mandó llamar y después de saludarnos, me llevó a su habitación, cerró la puerta y me dijo que necesitaba compartir algo muy doloroso.

 

- Te diré una palabra y no quiero que me digas nada, me oyes, NADA! Me entiendes?

 

- Perfectamente.

 

Tragó saliba, bajó la cabeza y en un susurro ronco dijo:

 

- Metástasis.

 

- .............

 

- Sabes lo que es?

 

- Sí.

 

Nos miramos a los ojos y ví en aquellas pupilas profundas y negras, el miedo, un miedo ancestral, angustioso y paralizante, sumado al miedo de la madre que sabe, que abandonará a sus hijas a una edad temprana, cosa que no quería, pero si las cosas no salian bien, sería un hecho irremediable, se sentía derrotada por la vida. Qué decir? nada, las palabras serian huecas,vanas, fútiles, solo los gestos transmitirian "algo", pero tan poco en esos momentos tan difíciles...nos abrazamos durante mucho tiempo, lloró primero con una rabia contenida, después serenamente, yo no quería llorar para transmitirle fuerza, aunque las lágrimas brotaron como con voluntad própia. Después me cogió las manos y me dijo, con una voz ronca, que no reconocí.

 

- Gracias.

 

Se fue a Porto y mientras duraron los tratamientos, solo la ví dos veces y la última me tocó profundamente, aquella mujer alta esbelta, hermosa, que recordaba una diosa, con ojos grandes y brillantes, llena de vida se había convertido, en poco tiempo, en un guiñapo humano, la mirada apagada, el cuerpo como un monte de harapos, la mente perdida, el gesto inexistente, anulada completamente. Bien dicen que nada está tan mal, que no pueda ponerse peor y nada peor para ella, que tomar conocimiento de lo inutil del tratamiento, no frenaba el avance inexorable del mal, la metástasis se extendiera a la médula ósea, me llamó nuevamente cuando vino de Porto, su aspecto mejorara bastante después de dejar la quimio, inservible en este caso, pero su apariencia era engañosa, ya estaba herida de muerte.

 

- Fe, sientate a mi lado.

 

Me cogió las manos y me las apretó tanto que llegué a pensar, que la presión continuada, me partiría un hueso, en cuanto este gesto de desesperanción tenía lugar, me miraba intensamente, como queriendo transmitirme toda su amargura, contarme sus temores, sus miedos y su fracaso, que no llegó a transformar en palabras, por fín dijo con una voz dolorida y desesperada.

 

- NO ESTOY PREPARADA!, busqué tantas respuestas, un paso adelante nunca significó que no diese dos atrás, ahora solo sé una cosa,solo una miserable cosa, que no estoy preparada.

 

Y repitió derrotada.

 

- DIOS MÍO, NO ESTOY PREPARADA!

 

Quise decirle que nunca lo estamos, pero para qué? no le quitaría un ápice de su dolor ni adelantaría nada, me fui con un pesar y una impotencia que me acompañaron bastante tiempo.Pasados unos días, se marchó, donde quizás pueda seguir la búsqueda. Se cumplieron sus últimas voluntades, por eso ahora reposa para siempre en las tierras montañosas, que adoptó y tanto amó.

 

 

Fe Alvarez

02
Abr10

Discursos Sobre a cidade - Por Fe Alvarez


 

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AQUEL LLANTO!

 

 

Texto de Fe Alvarez

 

 

 

 

 

- Te lo repito, no quiero nada con la religión.

 

- Perdona, pensé que eras creyente.

 

- Y quien dice que no lo soy, quién!? una cosa es la Iglesia y otra Dios.

 

- Bueno, entiendo, no quieres nada con la presentación oficial de la religión. Sus normas, sus ritos etc.

 

- Para que me entiendas, te contaré el momento en el que me sentí perdida, en una situación que me llevó a un caos moral y busqué un apoyo, una mano, que me sacase de aquel mar de dudas, me aliviase el peso que cargaba, por momentos pensé perder la razón, pero... en fin mis pasos tomaron el camino equivocado, el apoyo, el consejo, el bálsamo que me aliviase, no vino de donde lo busqué, solo el tiempo que termina por curarlo todo, me concedió la calma, aunque también hé de decir que en ese momento, en el que vi tambalerase la base de mi mundo, reaccioné y tomé mi camino, acertado o no, no me arrepiento y en ese momento vino también la necesidad de apartarme de la religión establecida, flexible por intereses y férrea con verdades trasnochadas. Tendré que remontarme a mi juventud; si tienes tiempo...

 

- Te escucho.

 

- Todo empezó cuando llegó el momento de que me casasen, lo digo así pues algunas veces pienso que me casé casi por imposición, aquello parecía un decreto ley. No quiero decir con esto que mi marido no me gustase, no, pero fue algo así: "eres una rica herdera y tienes que buscar a alguien con buena posición"  casi se me forzó a escojer y allí estaba él con dinero, guapo, buen mozo, con pretensiones a agrandar su hacienda, seguramente aleccionado, como lo fui yo, imaginandose un semi-dios,  hijo único, consentido y caprichoso y en realidad y como el tiempo demostró un perfecto gañan. Y por el otro lado, yo, con todas las tonterias que nos aporta estar en la edad del pavo, sin alcanzar las responsabilidades de una vida a dos, tonta e ilusionada, todo me parecía un cuento de principes y princesas que llevaría el fin de:  "fueron felices y comieron perdices". Como nos engañan en los cuentos...! ponen el final, cuando en realidad es el principio de una vida muy distinta a la que se llevó,  con una niñez entre algodones, una protección extrema y después de esto te lanzan sin piedad, como lanzaban a la arena a los cristianos en la Roma Imperial. Hoy, en la distancia lo analizo y veo la colección de mentiras, errores, casi locuras, en que todos tomaron parte, sin excluirme, pero antes no lo veía, tenía demasaiados pájaros en la cabeza, pero los que ya estaban de vuelta en la vida, por qué seguir representando una comedia? Qué disparate! Menos mal que hoy en día la gente es más consciente, aunque también duran menos los matrimonios, pero si duran a expensas una vida de sacrificios y tener que aguantar como un titanes, aparentando que todo está bien, no lo veo tan mal.

 

Después de los primeros tiempos, en los que no recuerdo ni vagamente la cacareada "Luna de miel" empezó el día a día y en poco tiempo ese día a día fue convirtiéndose en un martirio, llovian los golpes, las malas palabras, los gestos, las faltas de respeto, todo un ramillete de despropósitos, incomprensibles, me sentí engañada, atrapada y perdida, al principio, callé por verguenza, no podía creer el que cuento de hadas se transformara en aquel mundo de terror, siempre como disculpa, había una caida una puerta un tropezón y la  conocida disculpa " me caí por las escaleras" cuando los moratones eran múltiples y evidentes, veía las miradas de incredulidad y silencios que gritan, no se oyen con los oidos, se sienten en el corazón, en el plexo solar, todos toleramos y consentimos tamaña ignominia; llegaron los hijos, seguian los malos tratos, cualquier cosa servía como disculpa para golpearme, algunas veces bastaba una mirada un mínimo gesto, que un niño llorase, que la comida no estuviese como él exigía, que una empleada no realizase su trabajo como él imponía, recuerdo un día estando en el séptimo mes de uno de mis embarazos, salí al patio de casa cuando él llegaba, después de una noche de farra, aún hoy no llego a comprender el motivo, no lo había, empezó a golpearme brutalmente, entre improperios, acusaciones y amenazas de muerte, después me arrastró por el pelo hasta el tanque, me metió la cabeza bajo el agua, intentando ahogarme, luché por mi vida y por la de mi hijo, desesperadamente, pero él era más fuerte, una empleada lo sorprendió en su locura e intentó impedir que me matase, lo logró pero consiguió que tembién le tocase a ella parte de su ira, la cabeza me quedó llena de bultos los brazos , las piernas y el tronco denotaban los derrames internos, lo peor era el dolor que me quedó en el fondo del vientre. Dos días después perdí a mi hijo. La vida seguía y mis niños me necesitaban.

 

Y esa era mi vida entre amarguras y golpes, las alegrías venian con los hijos, que aunque crecian en este medio hostil lo hacian como si aquello no fuese con ellos, o al menos lo aparentaban, solo temía que los marcase de por vida; con su aparente ignorancia encontraron una terapia, los pequeños son fuertes, tienen defensas para sus fantasmas y miedos y eran muchas las veces que captaban el ambiente tenso, aunque eran ajenos a la barbarie del padre. Con ellos era por veces indiferente, otras algo cariñoso y aunque pocas veces también eran víctimas de su agresividad. Cuando el progenitor no estaba en casa, jugaban, reian, saltaban como cualquier niño de su edad, llegaba el ogro y los pequeños parecian volverse invisibles. Menos mal que sus ausencias iban aumentando.

 

Después había las amantes, que no se presocupaba en esconder, la humillación, el dolor, al principio pensé, bueno si tiene donde entretenerse me dejará tranquila, craso error, nada cambiaba en casa, todo seguía igual, por momentos peor. Sus frustraciones, sus locuras o sus miedos, siempre, siempre desembocaban en mi. Tenía que aguantar, era lo que me decían, "el matrimonio es para siempre", ten paciencia... son los ardores de la juventud... es una etapa... todo pasará etc. etc. Mentira, todo una cochina mentira. Son tan interminables los días  cuando se sufre... y las noches, esas es preferible ni nombrarlas.

 

Hubo una temporada en que vino, para ayudarme con los pequeños, una ahijada, la madre accediera con agrado para así aliviar la mermada economía de su casa, quedó estipulado que yo la vestía la alimentaba y le depositaba un dinero en una cuenta para cuando fuese mayor, la muchacha era muy trabajadora, amable con los niños y ellos la adoraban, todo parecía ir bien, demasiado bien, por eso cuando me dí cuenta que estaba embarazada, ví con claridad lo que había pasado, este era el motivo de disfrutar una etapa de bonanza, por eso mi marido no me pegaba tanto, ante la pequeña quería aparecer como un buen hombre y poco a poco la sedujo. Pensé que el mundo se me desmoronaba, yo que pretendí ayudar aquella familia, la enveredara hacia una situación amarga. En aquellos tiempos, tener un hijo siendo soltera, era casi un delito, una mancha que marcaba de por vida.

 

Pensaba como comunicárselo a sus padres, temía el momento y entonces noté su ausencia no estaban en casa, en mi cabeza se me instaló una alarma, qué representaba aquella escapada! pensé en mil posibilidades, al final de la tarde una llamada telefónica, esclareció el motivo, la había llevado a Porto para abortar y como las cosas estaban mal yo tenía que ir a una zona determinada del Marão donde me esperarian, me llevaría un amigo que tenía que ir a Porto, nunca supe si era verdad o estaban compinchados. Dejé los niñas al cuidado de los empleados y salí rapidamente. La carretera se me hizo eterna, nunca le vi tanta curva.  Allí estaban, en realidad no sé lo que le hicieran, estaba en trabajos de parto, mejor dicho el parto era inminente, hice lo que pude, Dios mío! una niña con aquellos problemas, por culpa de la mala cabeza de un hombre loco, egoista y cruel. Después de poco tiempo nació un niño ( ya era de casi 7 meses) mi marido lo arrancó de mis manos, le dije que lo cuidaría como mío, no quiso razonar ni atender a mis ruegos, mi ahijada no decía nada, estaba con los ojos clavados en un punto perdido del techo del coche. En un último esfuerzo intenté recuperar al bebé, él me empujó y en un impulso lo lanzó al vacío. Qué horror! el pequeño  lloraba, me puse como loca, lo golpeé con los puños en el pecho, me abofeteó y me metió en el coche, a la fuerza y volvimos, con el momento fatal repitiésdose en mi mente, una y otra vez, sin descanso y aquel llanto, clavado en el cerebro, me oprimía el pecho y me perseguiría por mucho tiempo, tenía remordimientos, me sentía culpable, me llamaba asesina y no podía dormir. Todas las noches oía aquel llanto, me atormentaba; mis terrores nocturnos me hacian pasar noches sin dormir, me imaginaba a la tierna criatura devorada por las alimañas, destrozada en la caida, pero el llanto, EL LLANTO! ese no cesaba.

 

La niña, para prevenir daños mayores, fue enviada a casa de un familiar, lejos de Chaves, no sé si fue consciente de lo que pasó en aquella carretera. Yo adulta, estaba marcada, qué sería de ella? Aquello me decidió a dar un giro a mi atormentada vida. Antes fui a la iglesia, tenía que confesarme, aconsejarme y quitarme parte de aquel peso. Después de un relato desgarrador, entre lágrimas y suspiros, oigo decir al confesor.

 

- Hija mía hiciste lo correcto, obedeciste a tu marido y lo amparaste.

 

- DIOS MÍO!

 

No me lo podía creer. Y la vida y el cuarto mandamiento? No hubo razonamiento posible, ellos siempre pretenden estar em posesión de la verdad absoluta, eres considerado un ser inferior semianalfabeto en el terreno religioso y no puedes entrar en valoraciones, después de esto no recuerdo si me impuso penitencia, tampoco importaba mucho. Escuchar aquello y seguir? NO, la penitencia me la impuse yo misma, seguir oyendo en el silencio de la noche, aquel llanto durante mucho tiempo y con resignación.

 

El asco llegó como un maremoto, no podía con soportar su presencia, por eso me envalentoné y lo expulsé de mi casa, creo que temió mi gesto determinado, le sorprendió mi actitud, ya no le tenía miedo y así lo comprendió, sin palabras y apoyado en su nueva conquista se marchó. Los hijos y yo seguimos nuestro camino, con mil trabajos, pero tranquilos. Que la paz no puede pagarse con dinero.

 

Y aquí fue donde se torció para siempre el camino que me llevaba a la iglesia. Si no recuerdo mal, no fue Jesús que dijo?: Si tu ojo te escandaliza arrancatelo, si tu mano te escandaliza cortatela. Pues yo me arranqué lo que me escandalizó.

 

 

 

.

26
Fev10

Discursos Sobre a cidade - Por Fe Alvarez


- Pobre hombre, se le ve tan abatido, qué pena! Se siente, no le tienen cariño.

- Ese es de los que recogieron aquello que sembraron, no merece nada más. 

- Fue tan mala persona? 

- Oye:

.

.

 

En aquellos tiempos, en que la mano ferrea de la dictadura, marcaba el compás de la vida, una vida llena de trabajo y privaciones, el futuro para un matrimonio de trabajadores era duro, muy duro y si los hijos llegaban con regularidad, como era el caso, peor, siempre era una boca más para alimentar, que vestir, lo que se dice vestir, se aprobechaba todo al máximo, se heredaba de hermano a hermano y si venía algo de fuera también era bien recibido, se volvía, se remendaba y se zurcía, es decir de viejo se hacía nuevo, todo  aquello que consiguiese ahorrar unas míseras perrillas, se ponía en práctica, hasta la extenuación, todo valía, menos perder la dignidad.

 

El padre de familia, cansado de andar faenando de feria en feria, pasando mil penalidades y no vislumbrando un mañana prometedor, decidió emigrar y así después de ver las posibilidades decidió probar suerte en las colonias, se hablaba el mismo idioma y no se sentiría tan extraño, además conocía mucha gente que se emigrara antes y tuvieran suerte, un buen día partió y ella se quedó con los hijos y los mercadillos, con las mismas penalidades y con problemas acrecentados, naturalmente, pues no tenía medio de transporte, por este motivo había que pagar a quien la llevase, los problemas se multiplicaron, claro que no venian más retoños, pero los que ya había crecian y los gastos aumentaban, no obstante los ingresos esos no había modo de aumentarlos. Era desesperante, el día tenía 24 horas incluyendo las de descanso, claro, y ella no podía trabajar más, llegaba a la cama, exausta, sintiendose insatisfecha, destrozada, dolorida y muchas veces humillada.

 

Y el marido? Ah! el marido llegado a las tierras de las que se decía que manaban leche y miel, enseguida empezó a trabajar y como sucede muchas veces, hizo llegar, en los primeros tiempos (dos o tres meses), algún dinero a la familia hambrienta, "poco dura la alegría del pobre", él se entretiene con nuevas conquistas y con las alegrias de la novedad, el brillo del oropel, algún que otro vapor envolvente y la mala cabeza,  olvida a sus hijos y a la sacrificada esposa que quedó en Chaves, el poco goteo que llegara se secó, completamente, ni dinero ni noticias, algunas veces muy de vez en cuando se sabía alguna novedad, de la vida que llevaba, estas novedades eran traidas por personas que también hicieran suyas aquellas tierras africanas; muchas cosas a contar y muchos silencios, por caridad, no querian lastimar más a aquella mujer que se dejaba literalmente la piel, cada día para poder sacar adelante a su prole, sin un apoyo, por momentos era ella contra el mundo, un mundo cruel y frio, que parecía querer destrozarla.

 

Ellos, los niños fueron creciendo y se sentian dolidos y humillados, sus sentimientos se perdian entre el amor  y el desprecio a un padre que los  abandonara, impugnemente, a su suerte y crecieran con muchas carencias, afectivas y económicas. Evitaban hablar de su progenitor y se esforzaban para conseguir algo mejor de lo que su madre tenía y compartía. Algunos hicieron el curso de comercio, se emplearon, otros se casaron, emigraron  y los costes familiares fueron quedando más leves. Ella estaba derrumbada, pero solo en parte, ver a los hijos mejorar le alegraba el alma y era un bálsamo para su cuerpo dolorido. Después de tener a todos los hijos independizados, la vida pareció remansarse, claro que quien trabaja tanto, no puede dejarlo de un momento para otro, solo bajó el ritmo. Lo necesitaba.

 

El mundo siguió girando, con sus penas y alegrias, con sus miserias y sus grandezas, con sus encuentros y desencuentros. Entonces el padre que partiera, abandonando todo, le despertó la vejez, no la esperaba, pero siempre llega, con ella, la decrepitud, las limitaciones, la enfermedad,  que la vida disoluta y hueca adelantó y esta era su herencia, entonces, le vino a la memoria:  por aquellas tierras de Tras os Montes, más concretamente en Chaves, si no se recordaba mal, tenía una familia, una familia que le pertenecía, era suya, mejor dicho eran suyos, todos y cada uno de sus miembros, y con más cara que espalda se presenta exigiendo sus derechos, que como vemos no se los había ganado, se creía que eran suyos por derecho Divino, por eso no interesaba el haber olvidado miserablemente, sus deberes, claro que no encontró a la misma mujer que dejara, siempre fuera una luchadora y como dicen que aquello que no nos mata nos hace más fuertes, esta gladiadora era fuerte, se hiciera de piedra, aún así ,ella le reprochó su vida y lamentó sus trabajos, él encontró unas disculpas vergonzosas, pueriles, pobres, que ni él mismo se creía, entre tira y afloja, llegaron a un consenso. Podría quedarse en la casa matriminial, pero... tendría que pagarse esa habitación, la manutención y la limpieza, es decir un extraño en su familia, su familia...? perdiera el derecho de considerarla así. Para mal de sus pecados, ni tenía amigos que mitigasen sus días de soledad amarga y así solo, triste y aburrido de la vida veía pasar lentamente los días desde la ventana. Las noches, eran bastante peores, con sus fantasmas agigantados, sus miedos, sus recuerdos y todo esto condimentado con malestar y dolores; eran eternas... desagradables... y frias, muy frias.

 

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